El descubrimiento del Mar del Sur (hoy Océano Pacífico) abrió nuevas posibilidades para la expansión del Imperio Español. Hernán Cortés, tras la conquista de México-Tenochtitlán, buscó establecer un dominio en el Pacífico. En 1527, Álvaro de Saavedra inició expediciones hacia el occidente con el fin de hallar nuevas tierras y rutas comerciales.
Las primeras expediciones fracasaron por diversos factores: tormentas, motines y ataques de indígenas. En 1532, Diego Hurtado de Mendoza partió con dos barcos, pero encontró la muerte en el intento. En 1533, Fortún Jiménez Bertandoña lideró un motín y descubrió Baja California, creyendo que era una isla rica en perlas. A pesar del entusiasmo, la región era inhóspita y poco favorable para una colonización inmediata.
Cortés, convencido de la riqueza de estas tierras, en 1535 fundó la colonia de Santa Cruz (hoy La Paz), pero las dificultades logísticas la hicieron inviable. El sueño de establecer un asentamiento permanente en California se desvaneció momentáneamente, pero su descubrimiento quedaría registrado para futuras exploraciones.